sábado, 10 de septiembre de 2011

Confianza


Mientras estaba alimentando a las ardillas en el parque, me di cuenta de que una pequeña no parecía confiar en mí. Mientras las otras se acercaban lo suficiente como para comer de mi mano, ella mantenía las distancias. Lancé un cacahuate en su dirección. Fue hacia él, lo cogió con nerviosismo, y salió corriendo. La siguiente vez debió de sentirse menos asustada, porque se acercó un poco más. Cuanto más segura se sentía, más confiaba en mí. Finalmente, se sentó a mis pies, tan valiente como las otras ardillas pidiendo el siguiente cacahuate.

La confianza es como eso siempre parece ser cosa tuya el confiar en ti mismo. Los otros no puede superar el miedo por ti; tienes que hacerlo por ti mismo. Es duro, porque el miedo y la duda se aferran fuertes a ti. Tenemos miedo de ser rechazados, de ser heridos una vez más. Así que mantenemos una distancia de seguridad. Pensamos que separarnos de los demás nos protegerá, pero eso no funciona. Lo que hace es provocar que nos sintamos solos y no queridos.

La confianza en ti mismo empieza por reconocer que está bien tener miedo. Tener miedo no es el problema, porque todo el mundo se siente inquieto inseguro a veces. El problema es no ser lo suficientemente honesto como para admitir tu miedo. Siempre que acepte mi propia duda e inseguridad, estoy más abierto al resto de la gente. Cuando más profundice en mí mismo, más fuerte me vuelvo, porque me doy cuenta de que yo mismo soy mucho mayor que cualquier miedo.

Si te aceptas a ti mismo completamente, la confianza se vuelve total. No hay más separación entre la gente, porque no hay más separación en tu interior. En el sitio donde el miedo solía vivir, el amor tiene su espacio para crecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario